La Hazaña de los Rohirrim
Índice
- 🌟 Introducción a la marcha hacia Gondor
- 🛡️ Preparativos para la batalla
- 🗡️ La marcha silenciosa
- 🏰 Llegando a las murallas de Minas Tirith
- 🌌 La oscuridad antes del amanecer
- 🏇 El discurso del rey Theoden
- 💬 Las palabras inspiradoras
- 🎺 El llamado a la batalla
- 🌅 El amanecer de la batalla
- ⚔️ La carga de los Rohirrim
- 🎵 La canción de la victoria
- 🏆 El triunfo sobre Mordor
- 🔥 La huida y la muerte de los enemigos
- 🎉 La celebración de la victoria
Preparativos para la batalla
La noche envolvía los alrededores del camino mientras el ejército de Rohan avanzaba en silencio. El sendero bordeaba los límites de Mindolowin, girando hacia el sur en la distancia, donde un resplandor rojo se vislumbraba bajo el cielo negro. A lo lejos, las imponentes montañas se alzaban oscuras contra ese resplandor. El Rey cabalgaba en medio de la compañía principal, con sus hombres más cercanos rodeándolo. Tras ellos venía la compañía de elfos de Helm, con Mary notando que Durin Helm se había adelantado en la oscuridad para colocarse justo detrás de la Guardia del Rey.
Hubo un alto repentino cuando Mary escuchó voces adelante, murmullos suaves que indicaban el regreso de exploradores que se habían aventurado casi hasta las murallas de la ciudad. Informaron al Rey sobre los grandes fuegos que rodeaban la ciudad y la mayoría de los enemigos concentrados en el asalto. Aunque quedaban pocos en la muralla exterior, estaban ocupados en la destrucción. Las palabras de los exploradores evocaron en Mary recuerdos de las advertencias del hombre salvaje, Farah, sobre los mensajes llevados por el viento. El Rey, consciente del significado de la situación, arengó a sus hombres, Recordándoles los juramentos que habían hecho y la gloria que los aguardaba en la batalla.
La marcha silenciosa
El avance continuó en la oscuridad, con la host de Rohan desplazándose hacia el campo de Gondor como una marea lenta pero constante. Se acercaban a través de brechas en las defensas, sin encontrar resistencia. El Capitán Negro concentraba sus fuerzas en la caída de la ciudad, sin percibir aún ningún fallo en sus planes. El Rey, observando la devastación de Minas Tirith, sintió el peso de la desesperación. La sensación de estar demasiado tarde pesaba sobre él, pero en ese momento, sintió un cambio en el viento y vislumbró una luz en la distancia.
El discurso del rey Theoden
Ese destello marcó un momento de revelación para Theoden, quien, en un arrebato de valor, instó a sus hombres a la acción. Su grito resonó como nunca antes, infundiendo coraje en el corazón de los Rohirrim. Con un gran gesto, tomó la Gran Trompa y la hizo Sonar, desencadenando un estruendo que se unió al coro de cuernos de Rohan. Montado en Snowman, el Rey se adelantó, seguido de cerca por su sobrino Eomer. La determinación y la fuerza ancestral se manifestaban en Theoden mientras avanzaba, desatando la furia de la batalla en su estela.
El amanecer de la batalla
El sol comenzaba a asomar en el horizonte mientras los Rohirrim cargaban hacia Gondor, sus cantos resonando en el campo de batalla. El enemigo, presa del pánico, huía ante el ímpetu de los jinetes, y la victoria se hacía inevitable. En ese momento de triunfo, la canción de los Rohirrim, hermosa y aterradora, llegó incluso a los oídos de los habitantes de la ciudad. El día había amanecido, y con él, la esperanza renacía en las tierras de Gondor.
La carga de los Rohirrim
La carga de los Rohirrim fue una demostración de valor y ferocidad. Con Theoden a la cabeza, los caballeros de Rohan barrieron el campo de batalla, llevando consigo la promesa de la victoria. Eomer, con la bandera de su casa ondeando al viento, lideraba la carga con la fuerza de un torrente desbocado. Ningún enemigo Podía detener el avance de los Rohirrim, cuyo coraje y determinación eran tan brillantes como el sol que se alzaba en el cielo.
El triunfo sobre Mordor
El pánico se apoderaba de las fuerzas de Mordor mientras los Rohirrim los perseguían implacablemente. El enemigo caía ante ellos, su terror palpable mientras la furia de los jinetes los arrasaba. Los Rohirrim celebraban su victoria con cánticos de alegría, pues habían logrado lo que parecía imposible: derrotar al enemigo más temido de la Tierra Media. La hazaña de los Rohirrim sería recordada en las canciones y leyendas de generaciones venideras, un tributo al coraje y la determinación del pueblo de Rohan.
La huida y la muerte de los enemigos
Los enemigos de Gondor, derrotados y dispersos, huían ante el avance imparable de los Rohirrim. Muchos caían bajo el peso de la espada y la lanza, mientras que otros perecían en el tumulto de la huida. La victoria de Rohan era total, y la tierra resonaba con el sonido de la victoria y la liberación.
La celebración de la victoria
Con la batalla ganada y el enemigo derrotado, los Rohirrim celebraban su triunfo con alegría y gratitud. Las canciones de victoria resonaban en todo el campo de batalla, llevando consigo la promesa de un futuro más brillante para Gondor y Rohan. Los habitantes de Minas Tirith salían a las calles para dar la bienvenida a sus liber
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